Articulo original publicado en: ruda.gt/parir-y-nacer-en-pandemia/

En una situación como en la que nos encontramos, las ideas y pensamientos no paran. Luego me detengo y tengo tantas cosas que decir para evaluar lo que veníamos haciendo con este tema ya en el país y esta pandemia viene a demostrarnos cómo “volver a lo esencial” está siendo el camino para muchas cosas.

Tiempo de COVID-19, embarazo, parto y nacimiento, es un tema con muchas aristas. En primer lugar, las parteras estábamos trabajando y seguimos trabajando antes, durante y después de la pandemia. Llevamos trabajando el tiempo que lleva la humanidad de existir y hemos pasado por una serie de cambios a lo largo de la historia.

Desde que se inventaron los hospitales, han sido grandes focos de infección y en ellos murieron grandes cantidades de mujeres de infecciones. Hasta el día de hoy, el hecho de atender mujeres y bebés sanas en el mismo lugar que a personas enfermas, propicia la transmisión de infecciones intrahospitalarias. Con el brote de COVID-19 que es tan contagioso, esta situación lo que ha hecho, es visibilizarse aún más.

Con esto, vemos una gran ventana de oportunidad para poner las cartas sobre la mesa y discutir el tema. Revisar los conceptos socio-culturales de seguridad y riesgo. Replantearnos los lugares en dónde damos a luz y por qué lo hacemos así. Podemos volver a conversar acerca de las casas, las parteras y en manos de quién y con quién compartimos los temas de nuestra salud sexual y reproductiva.

Es una gran oportunidad para que el sistema de salud en Guatemala, evalúe y se replantee el intentar pretender que todas las mujeres sean atendidas por médicos/enfermeras, siendo la partera el personal calificado para atender los partos de mujeres sanas según organizaciones y recomendaciones internacionales.

Como hemos podido observar en los otros países en donde la pandemia se extendió antes que en el nuestro, el aumento de violencia obstétrica ha ido en aumento. Los servicios de salud están trabajando por encima de su capacidad y las intervenciones innecesarias aumentan. Siempre, las más afectadas: las madres y sus bebés. Con tan poco tiempo de el virus en nuestro país, sale el presidente incluso en cadena nacional hablando muy orgulloso de cómo habían hecho cesárea a una mujer con COVID-19 y la habían separado de sus recién nacidos. Así como también la recaudación de leche de fórmula para todos los bebés naciendo en esta situación. Las investigaciones y recomendaciones recientes dicen que madres y bebés NO deben ser separados y que la lactancia materna es vital para la protección de los y las recién nacidas. Sin embargo, aquí se está haciendo todo al revés.

Dentro de las principales declaraciones que ha dado la Organización Mundial de la Salud –OMS-, está que todas las mujeres tienen el derecho a una experiencia de parto POSITIVA, tengan o no, una confirmación de la infección COVID-19. Ser tratadas con respeto y dignidad, ser acompañadas por una persona de su elección, utilizar métodos no farmacológicos para el alivio del dolor y movimiento libre durante la labor de parto. Para ello, los trabajadores/as de la salud son quienes deben tomar todas las precauciones adecuadas para reducir su riesgo de contagio y el de terceros. Así también amplía sus recomendaciones incluyendo que NO se deben realizar cesáreas por motivo de sospecha o diagnóstico de COVID-19, solamente cuando estén clínicamente indicadas por alguna circunstancia evaluando cada caso en particular.

Las madres con COVID-19 pueden amamantar a sus bebés y también pueden tocar y mantener en brazos a sus bebés. El contacto temprano y la lactancia exclusiva, ayudan al bebé a desarrollarse adecuadamente y aumenta sus defensas. Las madres deben utilizar mascarilla, lavarse las manos antes y después de tocar al bebé, limpiar todas las superficies, etc.

Es importante contraponer el riesgo de coronavirus frente a otros riesgos. Aunado a ello, tomar en cuenta riesgos añadidos como el miedo y la ansiedad. Los riesgos del aislamiento social como el sedentarismo, la falta de sol, vitamina D, estrés familiar. Así como por el riesgo al contagio, suele haber menos seguimiento prenatal. Siendo uno de los riesgos principales la violencia de género en el embarazo.

También debemos dar prioridad a los y las recién nacidas. Contextualizar y poner en la balanza los riesgos de la separación y la alimentación con cualquier otra cosa que no sea leche de su madre. Sabemos desde antes del COVID-19 y con amplia evidencia científica que la madre es el hábitat del recién nacido (Nils Bergman) y que la leche materna es el alimento óptimo.

Así también la colonización del recién nacido con la microbiota vaginal de la madre, fortalece su sistema inmunológico que en este momento podría ser vital y al no ser colonizado correr más peligros. La afección del vínculo inicial podría llegar a afectar las relaciones familiares, y con la separación de mamás y bebés se corren muchísimos otros peligros. Interrumpir el piel con piel altera la fisiología del recién nacido, aumenta la frecuencia cardíaca, respiratoria, le baja la glucemia. Aumenta el estrés y se desestabiliza más fácilmente. Para los/las bebés ya contagiados, la separación es un estrés que puede hacer que evolucionen peor. La separación también estresa a las madres. Si están separadas de sus bebés, ese estrés también puede hacer que evolucionen peor.

PARA FAMILIAS

Si estás esperando bebé en estas fechas,  debes recordar la importancia de los aspectos psicológicos/emocionales, ver el parto como un proceso neuro-hormonal y todo esto se puede ver afectado principalmente por el MIEDO.

El parto es dirigido por hormonas, produce un estado alterado de conciencia y es sensible al ambiente.  Así también recordar que el postparto inmediato es un período sensitivo, con repercusiones a largo plazo en la salud mental y que no deberían existir separaciones innecesarias. Es importante elaborar un plan de parto adaptado a la pandemia y a los servicios disponibles.

Evaluar todas sus posibilidades y contactar con profesionales que respetan las recomendaciones acerca de la atención de la madre y el recién nacido. Mucha fuerza y fortaleza para ustedes y no olviden que con o sin pandemia, es uno de los momentos mas importantes de sus vidas y deben ser atendidos como lo merecen. Las mujeres saben decidir lo mejor para ellas mismas, son sus cuerpos, sus territorios, sus luchas.

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